
Un bosque en el periodo Permiano (impresión artística), donde los niveles de oxígeno atmosférico alcanzaron más del 35%.
Crédito: Richard Jones/Science Photo Library
La fuerza del campo magnético de la Tierra parece estar relacionada con la cantidad de oxígeno en la atmósfera. Un estudio que examina registros geológicos de los últimos quinientos millones de años indica que a medida que el oxígeno aumenta, el campo magnético también lo hace. Entender esta conexión podría ayudar a desvelar tendencias fundamentales en la evolución de la vida en nuestro planeta y podría guiar a los astrónomos a lugares prometedores para buscar signos de vida compleja en otros planetas. Sin embargo, aún no está claro si el magnetismo terrestre juega un papel directo en mantener altos los niveles de oxígeno y, por lo tanto, en sostener la vida animal, o si ambos fenómenos están influenciados por un tercer mecanismo no identificado.

Fuente: Ref. 1
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Benjamin Mills, un bioquímico de la Universidad de Leeds, menciona que aún no tienen una explicación clara sobre esta conexión, pero sugiere que hay algunas causas potenciales que valen la pena investigar. Según Richard Bono, geofísico en la Universidad Estatal de Florida, entender cómo el interior profundo de la Tierra influye en la evolución de la atmósfera es crucial para saber por qué nuestro planeta es habitable.
Pistas geológicas
El oxígeno es el componente principal de la corteza y el manto terrestre. Sin embargo, el oxígeno molecular solo empezó a acumularse lentamente en la atmósfera hace unos 2.5 mil millones de años, tras la evolución de organismos que realizan la fotosíntesis. En el periodo actual, que se extiende por los últimos 540 millones de años, ha alcanzado niveles respirables para la mayoría de los animales.
No hay una forma directa de medir la composición de la atmósfera en el pasado, pero los geoquímicos pueden usar pistas indirectas para reconstruir los niveles de oxígeno comenzando en el periodo Cámbrico. Por ejemplo, la concentración de oxígeno está directamente relacionada con la facilidad para iniciar y mantener incendios forestales. La frecuencia de grandes incendios puede determinarse a partir de depósitos antiguos de carbón.
Por otro lado, los geofísicos pueden reconstruir cómo ha variado la fuerza y dirección del campo geomagnético en largos periodos de la historia terrestre, analizando rocas de erupciones volcánicas antiguas. Esto se debe a que los cristales magnéticos que se forman en la lava solidificada se alinean con el campo, actuando como pequeñas brújulas congeladas en el tiempo.
Explicaciones posibles
El estudio discute algunas posibles razones para esta correlación. Se sabe que el campo magnético de la Tierra tiene un efecto protector sobre la atmósfera superior, ya que desvía el viento solar, una corriente de partículas cargadas que, de otro modo, haría que el oxígeno y otros gases se escapen lentamente al espacio. Sin embargo, el equipo calculó que la pérdida de oxígeno por un debilitamiento drástico del campo sería menor en comparación con la cantidad producida por la fotosíntesis y la que consumen otros organismos.