En el programa La Revuelta de anoche, David Broncano y el autor Juan José Millás discutieron un asunto que parece sacado de una historia de ciencia ficción: ¿puede una construcción hecha por el ser humano cambiar la rotación de la Tierra? La respuesta es afirmativa, aunque el efecto sea muy pequeño. Lo más sorprendente es que esto ya ha ocurrido. El protagonista de esta historia es uno de los proyectos de ingeniería más impresionantes del siglo XXI: la presa de las Tres Gargantas en China.
Esta presa, que se alza sobre el río Yangtsé, no es solo una inmensa fuente de energía hidroeléctrica, sino que también ha causado efectos físicos reales en el planeta. Al llenar su gigantesco embalse, que puede albergar hasta 40.000 millones de metros cúbicos de agua, hubo un cambio masivo de masa hacia arriba. Esto no pasó desapercibido para los científicos.
Presa de las Tres Gargantas
En realidad, fue la propia NASA quien realizó los cálculos y descubrió que ese cambio en la masa de la Tierra podría haber alterado un poco la rotación de nuestro planeta. Con el cambio en el momento de inercia de la Tierra, la rotación se habría ralentizado en unos 0.06 microsegundos al día. Aunque sea un tiempo muy pequeño y difícil de notar en un reloj normal, es medible con la tecnología actual.
Aunque esta cifra puede parecer trivial, tiene repercusiones que van más allá de la curiosidad científica. Los sistemas de medición del tiempo más precisos, como los relojes atómicos o el GPS, necesitan tener en cuenta estos cambios acumulativos para seguir siendo exactos.
El deshielo de los polos también afecta a la rotación
Además, esto no es un caso único: fenómenos como el deshielo de los polos, mencionados por el autor en el programa de RTVE, así como el desplazamiento de grandes volúmenes de agua y tierra, también afectan la rotación de la Tierra, y podríamos necesitar hacer pequeños ajustes en el tiempo universal coordinado.
La presa de las Tres Gargantas no solo ha transformado el paisaje del centro de China, ha desplazado a más de un millón de personas y ha producido electricidad para millones de hogares. También ha mostrado que las construcciones humanas pueden tener un impacto directo en el equilibrio físico del planeta.