El difícil camino hacia la investidura

“Todo lo que no se consiga antes del 31 de julio no será”. Esta frase, dicha por un dirigente de Esquerra en los pasillos del Parlament, refleja la incertidumbre que rodea las posibilidades de éxito de alguna investidura. A partir de ahora, el reloj comienza a marcar el tiempo: dos meses, hasta el 26 de agosto. La convocatoria de este pleno de bolsillo por parte del presidente del Parlament, Josep Rull, ha dado inicio a una etapa crucial en las negociaciones políticas catalanas.

El pleno consistió en breves intervenciones de cada grupo, con todos los ojos puestos en Esquerra para detectar posibles movimientos. Los republicanos se ven obligados a gestionar el fracaso electoral y a la vez responder a las llamadas de otros partidos en busca de un pacto. Por otro lado, JxC insiste en la posibilidad de un pacto independentista, mientras que el PSC mide cada palabra para no poner en riesgo las negociaciones con ERC.

¿Qué pasará en agosto, con las vacaciones parlamentarias aplazadas? Es difícil predecir, pero se vislumbra la necesidad de llegar a un acuerdo antes de que sea demasiado tarde. ¿Cómo afectará esto a los diputados y sus familias que tenían planes para el verano? Solo el tiempo lo dirá.

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