La relación de Lucas Sez-Bravo con el equipo en el Tour
Es una relación genial, menciona Mikel Landa, mirando de reojo a quien, por exigencias de la prensa, acaba de desprenderse de su lado. Porque la alianza que forma con Remco Evenepoel en la carrera se refleja en cada control de firmas, desde el bus del Soudal Quick-Step hasta el estrado, una improbable unión que demuestra en este Tour su éxito. Camino de los 35 años, con tantas carreras a sus espaldas, con el mito del «landismo» ya arraigado para siempre, el vitoriano ha encontrado en el equipo belga que lo firmó hasta 2025 un desafío inesperado. El que podría ser el último capítulo de su carrera se podría titular: Cuidar a una estrella.
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Era un proyecto nuevo en el Soudal, disputar un Tour, intentar estar en el podio con Remco. De momento, estoy muy contento de cómo está yendo, explica quien no descarta ni siquiera intentar buscar la oportunidad de ganar la que sería su primera etapa (ya ganó varias en Giro y Vuelta). Siempre que Remco me necesite, priorizaré ayudarle. Pero bueno, mientras pueda mantener esta posición o mejorarla un poco, lo intentar, claro que sí.
Entrevista con Lucas Sez-Bravo:
- Cómo se siente en esta labor tutelar?
- Me siento cómodo en este papel. Ya en el pasado trabajé para grandes líderes, pero cuando te sientes valorado y escuchado como ahora, se hace mucho más a gusto.
- Y ya sabe Remco lo que es el landismo?
- [R]. No ha hecho falta explicarlo. Él ya lo va sintiendo a veces. En los Pirineos, me dice: ‘¡Vaya! ¡Qué cantidad de gente hay aquí animándote’.