Reflexiones sobre la televisión y la tercera edad
Alguna vez, hace muchos años, me propusieron un trabajo bien remunerado para escribir sobre televisión. Me pareció extraño ya que nunca fui fan de este medio. Ni siquiera cuando era niño con los dibujos animados y los payasos. La televisión nunca despertó mi interés. Sin embargo, mis jefes me aseguraron que a través de la televisión podría escribir sobre cualquier tema, ya que en ese aparato cabía todo el mundo. Desde entonces, he encontrado temas para escribir, aunque muchas veces sienta indiferencia o cansancio por lo que emiten. Muchas personas mayores confiesan que su vida se resume en trabajar y ver la televisión, lo cual me provoca compasión.
Se dice que la televisión es consumida mayoritariamente por la tercera edad. El resto parece estar más interesado en las redes sociales y los teléfonos móviles. Durante mis paseos por el barrio, veo a personas mayores que no llevan teléfonos en la mano y parecen resignadas con la vida. Me pregunto cómo pasan el tiempo, sobre todo en estos días tan largos y en las noches plagadas de insomnio. Imagino que muchos de ellos optan por ver televisión, consumiendo contenidos que en ocasiones parecen vacíos y violentos.
La televisión les brinda datos sobre el tiempo, programas de baja calidad, culebrones y chismes sin fin. Los que no tienen aire acondicionado sufren aún más. Personalmente, no extraño la televisión y disfruto el descanso de no saber nada sobre la política en estos meses de verano.
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