Impacto de la Cancelación de Becas en la Investigación sobre la Demencia
Briana Mezuk, una epidemiología de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, recibió un correo electrónico informándole que la beca de 12.9 millones de dólares que le fue otorgada para investigar los riesgos de demencia en poblaciones vulnerables estaba siendo cancelada. Tras dos años perfeccionando su propuesta, esta decisión llegó solo siete semanas después de que se le concediera el apoyo financiero.
Su investigación se basaba en la Encuesta Nacional de Vida Americana, un estudio pionero que había examinado las influencias raciales y culturales en la salud mental de 7,000 participantes. Este estudio, iniciado por su mentor, James S. Jackson, es el único que representa a la población negra estadounidense en un contexto nacional. La demencia es un problema significativo, y los adultos negros tienen el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que los blancos. Mezuk planeaba realizar un seguimiento 25 años después de las entrevistas iniciales para entender cómo las experiencias de vida de los participantes habían influido en su riesgo de demencia.
La beca fue concedida el 1 de febrero por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, pero en marzo la administración del presidente Donald Trump se opuso a becas que incluían términos como diversidad, equidad e inclusión. Según datos de Grant Watch, más de 4,500 becas del NIH han sido canceladas, lo que representa pérdidas de aproximadamente 6.1 mil millones de dólares.
Esta situación no solo afecta al equipo de investigación, sino también a las comunidades involucradas. Adelia Cooley, parte de un programa comunitario en Detroit, expresó su preocupación sobre cómo estas cancelaciones impactan a los estadounidenses negros, quienes tienen un riesgo de demencia de alrededor del 45% en mayores de 55 años. La falta de financiamiento significa que se pierden oportunidades importantes para avanzar en el conocimiento y la ayuda a estas comunidades.
A pesar de la adversidad, algunas cancelaciones están siendo revertidas gracias a apelaciones y demandas colectivas. Mezuk llamó la atención sobre la necesidad de representar un conjunto diverso de experiencias en la investigación. Aunque su beca no formaba parte de las demandas, recibió una notificación de que su apelación había sido considerada y que su financiamiento sería reinstalado si se eliminaban ciertas preguntas sobre discriminación de la encuesta.
Entrevistas con otros investigadores revelaron que, aunque la mayoría sigue luchando por conseguir financiamiento, algunos han logrado recuperar sus becas. Sin embargo, muchos investigadores están desesperadamente solicitando fondos, y las cantidades que pueden obtener son ínfimas comparadas con lo que se ha perdido.
La situación para investigadores en campos como la ecología y la salud es crítica, con cancelaciones que obstaculizan colaboraciones y afectan la confianza en la ciencia. Por ejemplo, Mara Freilich perdió una beca de NASA por ser considerada un gasto «radical» y lamenta la falta de confianza en los científicos.
Las apelaciones a la cancelación de becas requieren reunir una cantidad significativa de evidencia, y aunque algunos investigadores han tenido éxito, el camino es incierto. La presión sobre las instituciones y una respuesta solidaria de la comunidad científica podrían ser esenciales para enfrentar esta crisis. Muchos están ahora buscando apoyo en fundaciones privadas, aunque los fondos disponibles son de menor cuantía en comparación con las pérdidas del financiamiento federal.
En definitiva, la cancelación de becas tiene un impacto profundo no solo en los investigadores, sino también en las comunidades que dependen de estos estudios para mejorar la salud y el bienestar de sus poblaciones.