La Innovadora Etiqueta Inteligente que Combate el Desperdicio Alimentario
Hace unos años, Pilar Granado, Pablo Sosa y Luis Chimeno nunca habrían pensado que un filete olvidado en la nevera de su piso de estudiantes en Elche los uniría. La duda sobre si comerlo o tirarlo les llevó a crear una solución que ahora los ha llevado hasta Islandia como candidatos al Premio Jóvenes Inventores 2025, un galardón otorgado por la Oficina Europea de Patentes (OEP) para jóvenes innovadores menores de 30 años.
Su invento es un biosensor en forma de etiqueta inteligente que ayuda a proveedores y consumidores a verificar la frescura de los alimentos en tiempo real. «La tecnología que hemos desarrollado utiliza indicadores dentro de la etiqueta. Cuando las bacterias crecen, generan compuestos que alteran el indicador, cambiando de color de blanco a negro», cuenta Pilar. La etiqueta actúa como un «escudo» contra bacterias dañinas, como Salmonella, E. coli y Listeria, alertando también sobre los alimentos envasados una vez que son abiertos, tal y como indica Luis Chimeno.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año, alrededor de 600 millones de personas se enferman por consumir alimentos contaminados. Muchas veces, la decisión de tirar o no un producto se basa en su aspecto o en fechas de caducidad, lo que lleva a un gran desperdicio de alimentos que aún son comestibles. Este dispositivo puede usarse en carne, pescado, frutas y comidas preparadas. «Nos dimos cuenta de cuántas veces desechamos comida olvidada y que todos enfrentamos el mismo problema en nuestras neveras», dice Pablo.
Según un reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, más de 1.000 millones de platos de comida se desperdician a diario, lo que equivale a 132 kilogramos por persona. Esto representa una quinta parte de los alimentos disponibles y un 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. «Hemos notado que en países donde la seguridad alimentaria no es óptima, esta tecnología es una solución económica a un gran problema», explica Chimeno. De los alimentos desechados en 2022, un 60% provino de los hogares.
La OEP otorga anualmente el Premio al Inventor Europeo para reconocer innovaciones destacadas y cada dos años organiza el Young Inventors Prize para jóvenes investigadores que utilizan la creatividad con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En el caso de España, la etiqueta es biodegradable y busca reducir enfermedades, emisiones y desperdicio alimentario.
El proyecto ha sido financiado con fondos públicos, incluido el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) de España. En 2017, ganaron un premio por emprendimiento y recibieron apoyo de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Además, han sido galardonados con premios como The Gap in Between y han sido finalistas en los EIT Food Innovation Prizes.
Actualmente, el proyecto de Oscillum está en fase de comercialización y necesita socios para fabricarlo. «Hemos recibido una gran acogida entre los consumidores en Europa y queremos que se venda directamente en supermercados”, menciona Sosa.
Cada uno de los diez proyectos finalistas ha recibido 5.000 euros. Luis Berenguer, de la OEP, dice que el concurso proporciona prestigio y visibilidad a los inventores, mejorando la calidad de vida de todos. El jurado anunciará los ganadores de tres categorías especiales, que recibirán 15.000 euros cada uno, y el proyecto más votado por el público obtendrá otros 5.000 euros extras.