El BCE actualiza su enfoque para enfrentar un contexto cada vez más incierto

El BCE y los Retos de la Inflación

“El peligro de dejar que el pasado controle nuestra mente es real. A veces, es el futuro, que apenas conocemos, el que molda nuestro presente”. Esta afirmación de Friedrich Nietzsche abrió el foro de Sintra, una importante reunión anual del BCE (Banco Central Europeo), donde se discuten políticas monetarias entre banqueros centrales. Este año, el evento se ha visto marcado por la inestabilidad que provoca Donald Trump en un mundo que ha experimentado cambios significativos en los últimos cinco años. El lema del simposio es “Adaptación al cambio: movimientos macroeconómicos y respuestas políticas”, y se lleva a cabo en las cercanías de Lisboa.

Antes del discurso inicial, el BCE presentó su revisión estratégica, un ajuste de políticas que no se renovaba desde 2021. Christine Lagarde, presidenta del BCE, comentó que desde entonces, “el mundo ha cambiado de formas que no podíamos prever”. Dado un entorno cada vez más complicado, la institución se propone aplicar medidas más contundentes ante las variaciones en los precios, tanto al alza como a la baja, pero manteniendo su objetivo de inflación fijado en el 2% a medio plazo, una meta que es fundamental para el banco.

El BCE considera “igualmente indeseables” las desviaciones del 2%, tanto positivas como negativas. Esto se llama su objetivo simétrico. El choque inflacionario de 2022 y 2023 ha cambiado su enfoque: ahora responde con una política monetaria más activa ante desviaciones significativas de la inflación. Antes, solo se consideraban medidas severas si la inflación bajaba.

Lagarde también destacó la creciente incertidumbre en el futuro. “El mundo que se aproxima es más incierto, y esto podría hacer que la inflación sea más inestable”, aseguró. Factores externos como la pandemia, disputas geopolíticas, y problemas de suministro están haciendo que los precios se ajusten con mayor frecuencia, lo que podría crear un efecto de bola de nieve en la economía.

Un ejemplo relevante es la invasión de Ucrania. El BCE ha recibido críticas por no aumentar las tasas de interés hasta julio de 2022, cuando el IPC en Europa alcanzó el 8%. Aclararon que en situaciones de perturbaciones inflacionarias, prestarán atención a la incidencia en los precios y salarios. Sin embargo, el BCE asegura que mantuvo las expectativas de inflación a largo plazo bajo control a pesar del repunte inflacionario.

La situación actual es más complicada que hace cuatro años. Además del aumento de la inflación, varios cambios estructurales están ocurriendo en la economía, como la geopolítica, la digitalización, y el aumento de la inteligencia artificial. Lagarde señaló que el BCE se centra más en el análisis de escenarios para comprender los riesgos y encontrar la mejor respuesta.

El BCE mantendrá todos sus instrumentos a disposición para enfrentar esta incertidumbre. Esto incluye programas de liquidez, compras de deuda, tipos negativos y el TPI, que se creó en 2022 para evitar la fragmentación de la eurozona. Los analistas de HSBC sugieren que el BCE puede haber elevado el nivel para el uso de herramientas de crisis en el futuro.

Este martes, Lagarde estará nuevamente en el centro de atención junto al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, quien enfrenta críticas por su manejo de la política monetaria en medio de la inflación. Mientras tanto, Lagarde destaca que “quien tiene un por qué puede soportar casi cualquier cómo”. En su caso, ese “por qué” es la estabilidad de precios en Europa. “Haremos lo que sea necesario para lograrla”, afirmó.

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