El origen de la capacidad de acumular cultura en la humanidad
Si observamos a nuestro alrededor, nos encontramos rodeados de tecnología que seguramente desconocemos cómo funciona y, de saberlo, no podríamos replicar. Esto va más allá de los complicados chips de un teléfono móvil. Desde la tinta de un libro hasta el tejido de una camiseta o una llave metálica, todo requiere un conocimiento extenso y combinado, transmitido a lo largo de generaciones. Esta capacidad de adquirir conocimientos de nuestros ancestros, mejorarlos y transmitirlos con precisión es una habilidad que humanos comparten y que parece única en nuestra especie.
Un artículo publicado en la revista PNAS por Jonathan Paige y Charles Perreault busca identificar el momento crucial en el que los humanos adquirieron esta capacidad de acumular cultura, situándolo hace aproximadamente 600.000 años. A través del análisis de herramientas de piedra de los últimos 3,3 millones de años, los investigadores examinaron la complejidad de las herramientas producidas por otros animales y realizaron experimentos para comprender cómo los humanos prehistóricos fabricaban utensilios líticos.
Se tienen indicios de que hace más de tres millones de años, en lugares como Dikika en Etiopía o Lomekwi en Kenia, los primeros homínidos utilizaban herramientas de piedra para extraer carne de los animales. Estas primeras herramientas permitieron una mejor alimentación, lo que resultó en un mayor crecimiento corporal y cerebral, así como una mayor destreza manual para crear mejores herramientas. Al principio, la generación de núcleos y lascas se realizaba sin mucha planificación, buscando una utilidad de forma intuitiva similar a la de algunos monos. Esta forma de hacer las cosas se transmitió a lo largo de cientos de miles de años, a un ritmo mucho más lento que el asociado con la especie humana.
El cambio hacia una acumulación cultural más compleja fue gradual, con tecnologías que podían aprenderse observando a otros y con poca información. Se plantea que hace 1,8 millones de años, después de la aparición de las hachas de mano, ocurrió un estancamiento debido a que la habilidad manual no era suficiente para continuar avanzando rápidamente. Sin embargo, hace aproximadamente 600.000 años, se evidencian transformaciones en las herramientas de esa época, más finas y diversas, que requerían un mayor aprendizaje y posiblemente se transmitían de manera similar a cómo se enseña un oficio hoy en día.
Paige y Perreault defienden que el rápido incremento en la complejidad tecnológica se puede explicar por la capacidad de acumular cultura de nuestros antepasados. La variedad de herramientas, formas de tallado y combinación de elementos aumentó exponencialmente, multiplicando las posibilidades tecnológicas. Este desarrollo cultural evolucionó junto con cambios biológicos que facilitaron el aprendizaje desde una edad temprana, como la reducción del intestino a través de la cocina, lo que permitió extraer más energía para alimentar el cerebro a partir de la misma cantidad de comida.
A pesar de que la explosión tecnológica suele asociarse con la aparición de los humanos modernos, algunos investigadores plantean que la cultura acumulativa podría ser anterior a la separación entre neandertales y sapiens, desarrollada por un ancestro común. Esta complejidad cultural se refleja en los hallazgos arqueológicos, aunque la relación entre estos y las características biológicas de sus creadores no siempre es clara. Ignacio de la Torre, investigador del CSIC, señala que los neandertales posiblemente no pudieron desarrollar artefactos más avanzados que los sapiens, pero la innovación tecnológica podría atribuirse a una especie precursora de Homo sapiens.
Es impresionante observar cómo la evolución cultural se ha acelerado en los últimos años, con hallazgos de restos más antiguos de Homo sapiens. La relación entre biología y arqueología aún plantea incógnitas, pero la posibilidad de encontrar restos de Homo sapiens mucho más antiguos de lo esperado sigue en el horizonte. La acumulación cultural y la innovación tecnológica son aspectos fundamentales que han marcado la evolución de nuestra especie a lo largo del tiempo.
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