Warren Buffett cuenta con casi 350,000 millones de dólares (alrededor de 300,000 millones de euros) en efectivo. El presidente de Berkshire Hathaway considera que hacer crecer la empresa podría afectar negativamente a los accionistas y quiere evitar inversiones riesgosas. Con este enfoque, o mejor dicho, con su actitud cautelosa, Buffett respalda una de sus frases más famosas: “El imperio habría sido más grande, pero los ciudadanos habrían sido más pobres”.
Para Buffett, el crecimiento de una empresa no tiene valor si no beneficia a sus dueños. Él rechaza la idea de “construir un imperio” a través de empresas, ya que piensa que esto puede ser perjudicial y no tiene sentido económico.
Según Buffett, hay tres condiciones esenciales a la hora de invertir: que se trate de una empresa con una ventaja competitiva duradera, que sea gestionada de manera honesta y que se llegue a un precio justo para ambas partes.
En resumen, y de acuerdo con Wall Street Italia, “no es común que Buffett acepte operaciones multimillonarias a pesar de tener suficiente dinero para realizarlas. Su prioridad no es la cantidad de empresas bajo su control, ni el tamaño del grupo, sino la capacidad de cada inversión de generar valor a largo plazo”.
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En otras palabras, el magnate se enfoca en una visión a largo plazo, que sea sostenible y estable, evitando así inversiones rápidas que no sean duraderas. “Nuestras decisiones de compra buscan maximizar los beneficios económicos reales, no expandir el dominio gerencial ni mejorar artificialmente las cifras contables”, afirmó Buffett en su carta a los accionistas de Berkshire Hathaway en 1981.
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