Homenaje a Iga Swiatek por su logro en Roland Garros

Iga Swiatek brilla en Roland Garros

Hace un año, hablábamos de la estrella incandescente que cruzaba los cielos de París, una estrella que hoy brilla más que nunca. Iga Swiatek sigue iluminando la ciudad de la luz de manera muy vívida gracias a este nuevo título en Roland Garros que conquista por cuarta vez. No hay duda de que la número 1 del mundo y la Philippe Chatrier mantienen una conexión poco común, al margen de un hombre llamado Rafael Nadal, y que promete estrecharse cada año. Dejando de lado las estadísticas y centrándonos en lo intangible pero verdaderamente palpable, da temor pensar en el futuro que le espera a Swiatek en esta tierra.

Este título puede elevarla casi al estatus de leyenda, a pesar de sus jóvenes 23 años. Sin embargo, la sensación es como si estuviéramos frente a una veterana, no de guerra, a pesar de que parezca librar las batallas más sencillas. Es la misma sensación que tenemos al ver a la polaca enfrentarse a una final de Grand Slam. Jasmine Paolini nunca tuvo oportunidades ante ella, ya que Iga siempre entra a la cancha (al menos en París) con la mitad del trabajo ya hecho. Gracias a la huella que ha dejado en esta tierra desde 2020, Swiatek ha aprendido a manejar las dificultades con dedicación y grandeza. Aquel partido contra Naomi Osaka fue el impulso que la llevó a una nueva final, a la cual llegó con determinación.

Autora de una tetralogía con un final feliz

Cada uno de sus títulos en París es un capítulo de una historia en curso, sin un final claro, pero que muestra fielmente la dominación que impone a todas sus rivales. Swiatek lo sabe y comprende que la clave de su éxito recae en ella misma y en centrarse en su juego. La polaca crea una especie de burbuja en la cual se resguarda antes y durante cada partido, lo que le permite no distraerse con el marcador y jugar cada punto como si fuera el último. ¿De dónde proviene esa mentalidad y a quién se parece? Los reinados siempre tienen herederos, y quién mejor que alguien destinado a marcar una época para seguir su legado.

Así, cada primavera, cuando Roland Garros despierta de su letargo invernal, el nombre de Swiatek resuena como una amenaza entre las mujeres dispuestas a cambiar el final del cuento, pero que termina una vez más con ella levantando al cielo la Copa de los Mosqueteros. Sin embargo, no podemos permitir que su éxito nos deslumbre y nos haga creer que será la número 1 del mundo eternamente. Este cuarto título en París será una oportunidad para que Iga muestre al mundo que la disciplina, la mentalidad competitiva, la humildad, el esfuerzo y el talento deben ir de la mano para dominar la arcilla parisina con una autoridad pocas veces vista. ¿Hasta dónde llegará el relato de esta mujer en París?

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