Juicio por acoso a Pablo Iglesias e Irene Montero
El proceso judicial contra Miguel Ángel Frontera, acusado de acosar a Pablo Iglesias e Irene Montero en 2020, ha llegado a su fin este lunes con la espera de la sentencia. El juicio, que se ha llevado a cabo más de dos años después de que se abriera el caso, ha tratado los delitos de injurias graves, acoso, revelación de secretos y coacciones continuadas atribuidos a Frontera. Tanto Iglesias como Montero han descrito la angustia y el miedo que experimentaron durante el periodo de acoso, generando un estado de estrés constante. A su llegada al juzgado, se produjeron momentos de tensión con personas increpándolos.
Frontera se enfrenta a una posible condena de tres años de cárcel y una multa de 13.800 euros, mientras que las víctimas piden una pena de un año y medio de prisión, una multa de 9.000 euros y una indemnización de 10.000 euros cada uno por daños morales.
En su testimonio, Iglesias ha explicado cómo el acoso afectó su vida diaria y la de Montero, impidiéndoles solicitar una baja debido a sus responsabilidades en el Gobierno durante la pandemia. El exvicepresidente relató situaciones de acoso constantes, como alguien grabándolos mientras cuidaban a sus hijos o recibiendo insultos al salir con sus perros. Según su versión, el acusado cruzó líneas rojas que generaron miedo y estrés. Montero señaló que la situación generó nerviosismo y estrés permanente, afectando sus rutinas y su seguridad.
Frontera ha argumentado que su acción era una protesta política y una burla hacia las contradicciones de Iglesias en el pasado. Iglesias y Montero denunciaron que este acoso representaba una violencia inusual contra ministros de Podemos y una amenaza a la democracia, destacando la falta de impunidad en estos casos.
Palabras clave: acoso, juicio, Pablo Iglesias, Irene Montero, condena, estrés, miedo, protesta política.