Panorama económico actual: luces y sombras
Las proyecciones de crecimiento han mejorado y el empleo ha aumentado, lo que refleja un buen momento para la economía española en general. Sin embargo, las encuestas muestran una perspectiva más compleja, con matices importantes para la política económica. De acuerdo con el Eurobarómetro del último otoño, casi la mitad de los europeos consideran que su nivel de vida ha empeorado en los últimos tiempos y no se vislumbra un cambio positivo en los años venideros. En España, el porcentaje de personas con opiniones pesimistas es aún mayor, y en Francia, roza dos tercios de los encuestados.
Las percepciones individuales pueden cambiar, pero están fundamentadas en una realidad innegable: la inflación ha disminuido el poder adquisitivo de amplias capas de la sociedad. En los años 2021-2022 marcados por el aumento del Índice de Precios al Consumidor, el salario medio por trabajador retrocedió aproximadamente un 5.5% en términos reales, y la recuperación posterior ha sido insuficiente. En la actualidad, el salario medio se encuentra casi en el mismo nivel que al comienzo de la crisis financiera, y apenas un 5% por encima de los valores a principios de siglo, también en términos reales. El gasto per cápita también ha disminuido en comparación con la situación previa a la pandemia, aumentando la percepción de empeoramiento de las condiciones materiales.


En otros países europeos importantes, la disminución ha sido aún más drástica, lo que explica el malestar generalizado en la opinión pública en todo el continente sobre la capacidad de los gobiernos, y de la Unión Europea en sí, para mejorar las condiciones de vida diaria.
La pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación ha afectado especialmente a las clases populares, ya que componentes como la alimentación, la electricidad o los alquileres han experimentado una fuerte inflación. No es sorprendente que los grupos con bajos ingresos consideren la recuperación del poder adquisitivo como su principal preocupación, según diversos estudios. Por otro lado, las personas con altos ingresos muestran una mayor preferencia por otras cuestiones, como la reducción de la jornada laboral.
Sin embargo, la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores que han mantenido sus empleos se contrapone con la mejora de un millón y medio de personas que han conseguido empleo (principalmente desempleados, jóvenes o inmigrantes). Aunque hay más empleados, cada uno tiende a ganar menos una vez que se descuenta la inflación. Esta situación explica la aparente contradicción entre los resultados macroeconómicos, respaldados por la expansión del mercado laboral, y la sensación individual de deterioro en la calidad de vida.
En resumen, la política económica se enfrenta al reto de mantener la dinámica del mercado laboral y al mismo tiempo satisfacer las expectativas de mejora de los ingresos de una amplia parte de la población, no solo de los colectivos más desfavorecidos. Hasta hace poco, el enfoque estaba en el empleo de trabajadores con bajos ingresos, los más afectados por la globalización y los cambios tecnológicos. Países como Alemania o Reino Unido habían implementado políticas efectivas en este sentido.
La situación actual, caracterizada por una disminución casi generalizada del poder adquisitivo y un cambio tecnológico disruptivo en el mercado laboral, plantea un desafío más profundo. El problema principal radica en la baja productividad, que a su vez refleja la insuficiencia de las políticas que funcionaban en un contexto global radicalmente distinto. Por ahora, ningún país europeo ha encontrado la solución perfecta.
Impacto en el IPC y los salarios
Según el indicador adelantado del INE, el IPC aumentó un 3.4% en junio en comparación con el año anterior, cifra en línea con las previsiones de Funcas. Desde el inicio del brote inflacionario a principios de 2021, el índice ha aumentado un 18.8%. Durante el mismo periodo, se estima que la remuneración media por asalariado, incluyendo salarios directos y otros costes laborales, ha aumentado un 14.4%, es decir, 4.4 puntos menos que el IPC.
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