Entrevista a José Miguel Viñas: Divulgando la meteorología y el cambio climático

José Miguel Viñas, también conocido como Divulgameteo, es meteorólogo y un buen ejemplo de lo anticuada que ha quedado la clásica denominación de ‘hombre del tiempo’. Nació en Madrid en 1969, creció en el barrio de Aluche y lleva ya muchos años viviendo en una localización que le va como anillo al dedo: la llamada Ciudad de los Periodistas, en el madrileño barrio del Pilar. Estudió Físicas y pronto se encauzó hacia la labor a la que lleva dedicándose casi media vida: la meteorología, entendida tanto desde el punto de vista de la ciencia como de su comunicación. Trabaja como meteorólogo en Meteored, colabora con diversos medios de comunicación, como RNE; participa en numerosos foros de divulgación científica, entre ellos Naukas, y lleva ya 11 libros publicados, el último hace solo unos pocos días.
Su carrera se ha ido enfocando hacia la divulgación científica, un ámbito que ha conseguido consolidar hasta el punto que supone la labor principal de su dedicación actual, marcada por una diversificación profesional nacida de una perspectiva de trabajador ‘freelance’. Amante de hablar de cosas muy diversas, en distintos canales y para diferentes públicos, cree que ha conseguido ser un “todoterreno” contando la ciencia.
Consciente de la importancia de la relación entre clima y sociedad, en los últimos años ha dado pasos al frente hacia una mayor implicación y compromiso a la hora de hablar de cuestiones como el cambio climático. Sin considerarse (aún) activista, piensa que la situación actual exige un mayor nivel de responsabilidad social en la divulgación científica de la meteorología, el clima y el medio ambiente.
José Miguel Viñas ha sabido conjugar una frenética vida profesional con la capacidad de conciliar trabajo, vida personal y tiempo libre. Pasados los años, está en “el momento de mi vida en el que más cosas hago” gracias a una buena gestión del tiempo, sin estrés, y con la capacidad de disfrutar de temas tan necesarios como “la familia, la naturaleza, los viajes y la lectura”. Una vida mirando a los cielos siempre con los pies en la Tierra.
¿De dónde te viene la relación con la ciencia? ¿Familia? ¿Estudios? ¿Interés personal?
Mi familia es totalmente ajena al mundo de la ciencia. Crecí en el barrio de Aluche, en Madrid, donde fui al colegio y culminé mi etapa escolar. Desde pequeño fui un chaval sociable y muy curioso, interesado en la naturaleza, aunque lo de la meteorología, las nubes o las tormentas, no me llamaba especialmente la atención. Como tantos otros chavales de aquella época, me enganché a Félix Rodríguez de la Fuente y su ‘El hombre y la tierra’, a la serie ‘Érase una vez el hombre’, a Cousteau y su Calipso, a Carl Sagan y su Cosmos… A finales de 1985 salió la revista Tribuna de Astronomía, algo que fue un bombazo para mí y para varios de mis amigos, que ya éramos aficionados al tema. Poco después, en febrero de 1986, coincidió la llegada del cometa Halley, lo que reforzó mi afición por la ciencia y la astronomía.
¿Fue la astronomía la primera ciencia que te llamó la atención?
Me gustaba y se me daban bien las matemáticas, la física, la química, las ciencias naturales en general… Antes de pensar en qué carrera estudiar, ya sabía que quería hacer algo relacionado con la ciencia, quizá con la astronomía, sí. Cuando hice la selectividad acabé eligiendo Físicas, en la Universidad Complutense de Madrid. Tuve mis dudas, pero no me veía haciendo, por ejemplo, una ingeniería. Elegí pensando en Astrofísica, pero a mitad de carrera me di cuenta de que no terminaba de convencerme esa rama para especializarme, porque era súper teórica, bastante alejada de la visión más romántica de la astronomía que forjó mi afición. No me veía de astrofísico, y me decanté por el estudio de la atmósfera como posible salida profesional.
En España, y en todos los países, hay mucha gente interesada por la meteorología: tomar datos, fotografiar los cielos, las nubes, las tormentas… Recuerdo que en aquellos años estaba empezando a despuntar el tema de la energía eólica, y también era algo a lo que le veía posibilidades laborales.
¿Disfrutaste la carrera de Físicas? ¿Cumplió tus expectativas?
Se me atascó bastante, la verdad. Tardé más años de la cuenta en finalizar los estudios superiores. Hice la especialidad de Física del Aire, que por entonces se llamaba Física de la Tierra y el Cosmos. En tiempos, los departamentos de Meteorología (junto a Geofísica) y Astrofísica estaban juntos, aunque terminaron separándose. No tenía claro por dónde tirar al acabar la carrera: seguía mirando la opción de la energía eólica, no descartaba la docencia… Entonces surgió uno de los azares de la vida: mientras estudiaba 5º de carrera, en 1995, salió una beca de Antena 3 TV, que se anunció en la Facultad. Era para estar cuatro meses de prácticas en la redacción de Informativos. El área de Meteorología ofertaba una plaza de becario, muchos compañeros de la especialidad hicimos la entrevista y el posterior casting, y al final me eligieron a mí.
Antes de seguir con tu biografía profesional: ¿cómo se hace una predicción meteorológica?
Hoy en día es bastante más fácil que hace años. Tenemos muchísima información a nuestro alcance y se generan diariamente millones de datos meteorológicos. Las bases teóricas de la predicción meteorológica las estableció el meteorólogo noruego Vilhelm Bjerknes a principios del siglo XX: se trata de hacer una simulación de la atmósfera a escala terrestre. Tener una base de física es fundamental, sobre todo si quieres dedicarte a hacer predicción.
La información disponible la aportan las estaciones meteorológicas terrestres, los satélites, las boyas marinas, los globos sonda, aviones, barcos, etc. Toda esa información hay que procesarla de manera adecuada. Con ayuda de las ecuaciones hidrodinámicas y de la termodinámica del aire, los modelos globales acoplados