Los misterios de las fosas marinas de Kamchatka
Los océanos que rodean la península de Kamchatka ocultan dos de las fosas más profundas y extensas del mundo. Estas simas son el resultado de la tectónica de placas y están relacionadas con el reciente terremoto que ocurrió en el extremo este de Rusia. Un equipo de científicos ha revelado que estas zonas también son hogar de los ecosistemas más profundos de nuestro planeta. Los resultados de más de treinta inmersiones con un sumergible, publicados en la revista Nature, indican que varios organismos complejos habitan en un ambiente rico en metano y sulfuro de hidrógeno, con escaso oxígeno y sin luz.
En las costas de Kamchatka, se halla la fosa Kuril-Kamchatka, una depresión que abarca 2.100 kilómetros desde Japón. En este lugar se une a la fosa de las Aleutianas, que se extiende 2.900 km desde Alaska, formando una de las áreas más profundas de la Tierra, solo superada por el abismo de la Sirena en la fosa de las Marianas.
La razón de esta formación geológica es la colisión de hasta seis placas tectónicas en la región. La fosa Kuril-Kamchatka, por ejemplo, surgió del choque de la placa del Pacífico con la de Ojotsk y la presión que ejerce al norte la placa norteamericana. Esta actividad tectónica puede ser la causa del seísmo de magnitud 8,8 que ocurrió recientemente. Este fenómeno crea vacíos en la corteza terrestre, alcanzando profundidades de hasta 9.578 metros. A pesar de que en este entorno, que carece de luz y oxígeno, no se esperaría encontrar vida, los investigadores hallaron un ecosistema rico y diverso.
El investigador Vladímir Mordukhovich, del Centro Científico Nacional de Biología Marina en Rusia y coautor del estudio, comenta que han encontrado moluscos y siboglínidos en diversas profundidades. Estos siboglínidos son criaturas poco conocidas que viven en tubos en el lecho marino. Han sido localizados en un área llamada valle Invierno Dulce, a 9.533 metros bajo el agua. Aún más profundo, en un lugar apodado Campo de Algodón, se hallaron hasta 5.813 siboglínidos por metro cuadrado.
A una altitud un poco más elevada, se registraron diversas especies de bivalvos que se asemejan a mejillones, aunque a esa profundidad no hay mejillones. Estos organismos recién descubiertos son quimiosimbiotróficos, lo que significa que obtienen carbono de microorganismos simbióticos que pueden asimilar metano. También encontraron diferentes gasterópodos y, en niveles superiores, los primeros peces abisales.
Megan Du, del Instituto de Ciencias e Ingeniería de Aguas Profundas de China y líder del estudio, explica que estos organismos sobreviven gracias a microbios simbióticos: “Estos microbios utilizan la energía de la oxidación del sulfuro de hidrógeno o metano para producir compuestos orgánicos.” La materia orgánica que llega al fondo del mar en forma de CO₂ proviene de la descomposición microbiana del carbono. Se ha encontrado que los ecosistemas en estas profundidades dependen de la metanogénesis, siendo los más complejos jamás descubiertos hasta ahora.
Vida en la “zona de la muerte”
Este hallazgo tiene grandes implicaciones para nuestro entendimiento del ciclo del carbono. Los análisis indican que el metano en estos ambientes se genera por la actividad de microorganismos en las capas más profundas de sedimentos, lo que podría provocar el almacenamiento de grandes cantidades de este elemento en forma de hidratos de gas. La investigación cuestiona la creencia tradicional de que los ecosistemas marinos profundos dependen de materia orgánica proveniente de la superficie y, en su lugar, sugiere que se alimentan de un carbono que proviene del subsuelo profundo.
El profesor Douglas Bartlett de la Universidad de California considera que este estudio es sorprendente, ya que revela una vasta distribución de comunidades quimiosintéticas a lo largo de 2.500 km en la fosa de Kuril-Kamchatka. Asimismo, destaca que los ecosistemas hallados a este nivel muestran características únicas que respaldan la existencia de vida incluso en las condiciones más extremas, en lo que se conoce como la “zona de la muerte”.