La Evolución de Junts en el Contexto Político Actual
“En Madrid hemos logrado muchas cosas que no son noticia.” Esta frase surge de una conversación amistosa con una fuente cercana a Carles Puigdemont, quien sigue una política de peix al cove (que significa avanzar en silencio y con cuidado). Recuerda el ex presidente que su voto en el Congreso no es algo fácil de prever ni se puede dar por hecho. Estas afirmaciones reflejan una autoestima que coincide con las esteladas que ondean en Prats de Molló, especialmente durante el último domingo de julio. Esta combinación de mensaje y acción muestra la ambivalencia de la fuerza política que heredó a Convergencia.
Junts ha recorrido un camino de cinco años en el arte de adaptarse: mientras proclaman una firmeza negociadora en las Cortes, también defienden los intereses de las empresas catalanas en Madrid. Un ejemplo de esto son los elogios recibidos de Foment del Treball por detener la reducción de la jornada laboral. A pesar de esto, mantienen a su base con un discurso de esperanza independentista cuyo futuro es incierto. Nadie como Puigdemont, un gran orador, para crear esta mezcla y ofrecer algo más que solo un enfoque autonomista, aunque los resultados sean similares a los de ERC. Es evidente que esta mezcla tiene su audiencia, aunque no sea suficiente hasta ahora para recuperar la Generalitat, ha sido útil para atraer seguidores y liderar la oposición.
Junts ha madurado al superar metas electorales, evitando debates ideológicos que finalmente se han convertido en una fuerza con una postura conservadora y un claro relato independentista. Esta evolución ha captado toda la atención de Puigdemont. Hace tiempo que se apartaron del fallido Consell de la República, que ni siquiera los más optimistas consideraban un verdadero sustituto de la Generalitat que se originó en Waterloo. Con el enfoque en el partido, Puigdemont ha creado una organización a su imagen. La etiqueta de centro derecha soberanista ha sido confirmada en el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) y ya no genera debate, ya que la figura de Jordi Pujol ha recuperado cierta aceptación durante la campaña electoral al Parlament.
Junts es más tradicional de lo que aparenta, con un liderazgo firme desde Bélgica, y una fuerte presencia en el territorio gracias al trabajo de Jordi Turull, quien se prepara para las elecciones municipales de 2027. Este, junto a la confrontación con los ultras de Aliança Catalana, definidos por Puigdemont como “arquitectos del caos”, contrasta con la “esperanza” que representan como parte de la nueva maquinaria convergente. La batalla política que enfrenta el ex presidente en el quinto aniversario de Junts es precisamente esta: mantenerse relevante en un contexto político cambiante. Este objetivo es legítimo, aunque se aleja de la institucionalidad que alguna vez brilló en Waterloo. Las decisiones electorales que se tomen después del verano estarán influenciadas por la relación con Pedro Sánchez, que actualmente no aporta más que una amnistía atascada en el Tribunal Supremo. De aquí hacia adelante, toca reflexionar.
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