Los científicos pueden evitar el camino hacia una guerra nuclear: no los excluyan otra vez.

Una madre y dos niños en el Museo de la Paz de Hiroshima observan una gran fotografía del daño causado por la bomba atómica.

Visitantes en el Museo de la Paz de Hiroshima, Japón, que incluye una representación artística del edificio del museo después del bombardeo.Crédito: Yuichi Yamazaki/Getty

La Tragedia de Hiroshima

En la mañana del 6 de agosto de 1945, en Hiroshima, Japón, un destello de luz iluminó el cielo tan intensamente que un niño de 13 años, Ōiwa Kōhei, pensó que el Sol había caído a la Tierra, aterrizando en los jardines de flores de su madre. Historias como esta son recordadas por quienes sobrevivieron a la primera explosión nuclear de la historia, que resultó en la muerte de 80,000 personas en Hiroshima solo ese día.

Menos de tres meses después de estas bombardeos, se estableció la ONU. Esta organización, que toma decisiones basadas en el mejor conocimiento científico disponible, raramente ha considerado un tema crucial: ¿cuáles son las consecuencias de la guerra nuclear?

Se estima que más de 200,000 personas murieron debido a los bombardeos nucleares en Japón. Los sobrevivientes, alrededor de 650,000 personas, son testigos de la devastación causada por la destrucción nuclear. Aunque se ha investigado mucho sobre los efectos de las explosiones, como la radiación y sus impactos en las cosechas, la ONU ha consultado poco a los investigadores sobre este tema.

El año pasado, los estados miembros de la ONU solicitaron al secretario general, António Guterres, que formara un panel para estudiar las consecuencias de una guerra nuclear y publicar un informe para 2026. Además, la Organización Mundial de la Salud revisará sus informes sobre las consecuencias saludables de estos conflictos.

A pesar de los avances en la investigación, las amenazas de guerra nuclear no han disminuido. Países con armas nucleares están planeando expandir sus capacidades. El nuevo estudio de la ONU analizará el impacto en el clima, la salud y el aspecto social de tales guerras, reconociendo que ciertos grupos, como mujeres y niños, sufren más en estos contextos.

Retos y Oportunidades

El estudio tiene un objetivo adicional: fortalecer el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, que busca limitar el desarrollo y uso de armas nucleares. Este tratado ha sido firmado por 94 países, aunque aún no lo han respaldado las naciones con armas nucleares.

Es crucial que los investigadores no se desanimen. Aunque ha pasado mucho tiempo para que la ONU reconozca la necesidad de investigar estos temas, el esfuerzo de los científicos ha sido fundamental. Con el aumento de la carrera armamentista, la colaboración entre expertos es esencial para garantizar que los desastres nucleares nunca se repitan.

En la era actual de inteligencia artificial y desinformación, se necesita un liderazgo científico que articule estos problemas y que se relacione con los responsables de políticas y el público en general. Solo así podremos entender las terribles consecuencias de una guerra nuclear y trabajar hacia un futuro más seguro.

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