Los neurocientíficos deben atreverse a investigar la religión.

La influencia de la religión y la espiritualidad en el cerebro humano

Cerca del 85% de la población mundial se identifica como religiosa. Durante décadas, investigaciones en ciencias sociales han encontrado que las creencias y prácticas religiosas o espirituales pueden mejorar la salud y el bienestar de las personas; aumentar la cohesión social, la empatía y el comportamiento altruista; y proteger a las personas contra el deterioro cognitivo o el abuso de sustancias1. Sin embargo, a lo largo de la historia, la religión y la espiritualidad también han amplificado conflictos, polarizaciones y opresión24.

A pesar de la importancia manifiesta de la fe como un influyente del comportamiento humano, los neurocientíficos han tendido a evitar estudiar cómo las creencias de las personas afectan a sus cerebros y viceversa. Esto incluye la investigación sobre los efectos de las creencias en agentes sobrenaturales o milagros, prácticas de adoración o oración y participación en rituales.

Esta evasión probablemente se debe en parte a siglos de poderosas instituciones religiosas que han resistido la escrutinio y la interrogación. Pero los investigadores y financiadores también temen que cualquier investigación sobre religiosidad o espiritualidad pueda ser vista ya sea como promoción de una religión en particular, o como algo totalmente anticientífico.

En 2021, investigadores de la Red de Salud Pública, Religión y Espiritualidad buscaron en los registros de más de 2.5 millones de propuestas de proyectos presentadas al Instituto Nacional de Salud de EE.UU. desde 1985. Notaron que términos relacionados con la espiritualidad aparecían en solo el 0.05% de los resúmenes y el 0.006% de los títulos, mientras que palabras relacionadas con la religión aparecían en el 0.09% de los resúmenes y el 0.009% de los títulos (ver go.nature.com/3jtez5q).

Para comprender mejor el cerebro humano, así como la religiosidad y espiritualidad y sus efectos en la vida humana, esto debe cambiar. Instamos a académicos de diversas disciplinas a ayudar a establecer un campo riguroso: la neurociencia de la religión. Nuestro objetivo no es desacreditar ni promover la religión o la espiritualidad, sino entender los mecanismos neurales subyacentes a sus efectos.

Lo que se sabe

En el siglo pasado, pero especialmente durante las últimas dos décadas, investigadores en antropología, psicología, estudios religiosos y otros campos han investigado y definido las diversas creencias, comportamientos y sistemas sociales asociados con prácticas religiosas y espirituales en todo el mundo. Por ejemplo, en la década de 1960, el antropólogo estadounidense George Murdock documentó rituales dirigidos a agentes sobrenaturales o creencias en poderes mágicos o agentes sobrenaturales en 168 culturas5. Estos trabajos proporcionan conocimientos y herramientas para los neurocientíficos.

Por ejemplo, el desafío de definir una creencia o práctica en particular como religiosa o espiritual. Los psicólogos han estado utilizando el Cuestionario de Experiencias Místicas (MEQ) durante unos 55 años. Actualizado en 20126, fue desarrollado originalmente en 1969 por el psiquiatra estadounidense Walter Pahnke, quien utilizó una clasificación de experiencias místicas derivada de miles de narrativas religiosas recopiladas principalmente entre 1900 y 1950. Utilizando el MEQ, los investigadores anotan si los informes de una experiencia mencionan un estado de ánimo positivo o ‘estado de felicidad’; paz interior o conexión con otros o con la naturaleza; una transformación del sentido del yo; y así sucesivamente. Cada factor se puntúa según ciertos criterios. Las experiencias con una puntuación alta se consideran religiosas o espirituales.

Participantes se bañan en agua helada durante un ritual sintoísta en el Santuario Inari Teppozu en Tokio, Japón.

Los participantes en un ritual sintoísta de agua fría esperan purificar sus cuerpos y almas.Crédito: Tomohiro Ohsumi/Getty

El MEQ y otras métricas psicológicas se pueden combinar con técnicas de imagen cerebral que permiten a los neurocientíficos mapear la actividad neural asociada con todo tipo de procesos cognitivos, sociales y emocionales. Tales métodos incluyen la resonancia magnética funcional (fMRI) y enfoques de neuromodulación que alteran transitoriamente la actividad eléctrica del cerebro, por ejemplo, a través de la estimulación electromagnética.

Solo unos pocos investigadores que utilizan estas y otras técnicas han hecho de la religión o la espiritualidad el foco principal de sus investigaciones. Pero están comenzando a surgir hallazgos replicables.

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Profundizando

Descubre cómo la neurociencia puede ayudarnos a comprender mejor la influencia de la religión y la espiritualidad en el cerebro humano.

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