Mayne-Nicholls: un populismo moderado

Análisis de la Candidatura de Harold Mayne-Nicholls

“Soy periodista, eso me enseñó a ser objetivo siempre”. Con esta declaración, Harold Mayne-Nicholls respondió sobre su posición en el espectro político. La entrevista que ofreció en Tolerancia Cero a comienzos de esta semana reveló más por sus silencios que por sus palabras.

Las evasivas fueron constantes. No respondió si había votado a favor o en contra en 1988, ni si alguna vez eligió a Sebastián Piñera o Michelle Bachelet. Tampoco aclaró en qué parlamentarios confiaría para aprobar sus propuestas. Todo esto lo expresó con un tono desinteresado que, aunque él atribuyó a un resfrío, parece ser su manera habitual de hablar en público. La capacidad de comunicación no es su punto fuerte como candidato de centro-centro.

En las últimas semanas, Mayne-Nicholls parece buscar un espacio político en blanco, caracterizado por rechazar lo existente. Lo que hay actualmente se percibe como corrupto y divisivo; esa es su opinión sobre los políticos y empresarios, aunque él afirma no ser uno de ellos. Para mejorar la participación en las primarias y reducir costos, sugiere implementar el voto electrónico, haciendo caso omiso de que el sistema actual de conteo en Chile es efectivo. Aunque carece de experiencia política directa, ha dialogado con varios líderes mundiales, incluyendo a Nelson Mandela, quien es su modelo. Cuando se le preguntó sobre qué habría hecho durante el estallido social, respondió que habría tomado medidas más firmes que Piñera. Sin tener aliados visibles o la intención de tenerlos, argumenta que esto lo protege de la contaminación política.

Sin embargo, que los chilenos se encuentren divididos no es una razón suficiente para postularse a la presidencia, ni tan siquiera para dar un simple testimonio. Sin propuestas claras, no hay mucho que contar; esto crea una aparente postura vacía, donde las palabras carecen de significado.

Es evidente que hay un gran número de personas que no han hallado un candidato que las represente, tanto entre quienes no saben o no responden en las encuestas, como entre aquellos que han votado repetidamente por candidatos ajenos al sistema tradicional. Esta necesidad ha sido atendida por diversos líderes, como Pamela Jiles y otros independientes, además de partidos como la Lista del Pueblo y el Partido de la Gente. Cada uno de ellos representa una idea diferente. Algunos tienen proyectos más sólidos, mientras que otros desaparecen tan rápido como emergen. No obstante, la existencia de un espacio político en el centro no implica que haya una demanda por posiciones intermedias, ni de derecha ni de izquierda.

En Mayne-Nicholls parece haber una inclinación populista, basada en la idea de que una agenda antidecadente puede ser suficiente para atraer votantes y, además, gobernar. Sin embargo, la situación actual en Chile es compleja y no se resuelve solo señalando a la clase política tradicional como los responsables de los problemas. Desear que con un cambio de voto se logren transformaciones sería ideal.

¿Es este hombre serio, que se presenta desde el centro y menciona a Pep Guardiola, lo que imaginamos cuando pensamos en populismo? Definitivamente no es comparable a figuras como Hugo Chávez; no posee la elocuencia ni el carisma característicos de aquellos que han sido etiquetados como populistas. Sin embargo, da la impresión de intentar conectar con aquellos desencantados con el sistema, una situación que merece atención. Su estilo de populismo leve, aunque sutil, podría convertirse en algo más serio si se maneja adecuadamente, ya que puede resonar, aunque sea brevemente, con electores que buscan una voz más genuina.

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