El fenómeno natural de las auroras boreales
Este hermoso fenómeno natural, conocido como aurora boreal, fue bautizado por Galileo Galilei debido a que pensaba que era causado por la luz del Sol reflejándose en la atmósfera. Sin embargo, la realidad es un poco más compleja. Las auroras tienen su origen en el viento solar, que consiste en una corriente de partículas cargadas provenientes del Sol que chocan con las atmósferas de diferentes planetas.
Cuando el viento solar alcanza la atmósfera terrestre, choca con los gases presentes en ella, lo cual produce las auroras con esos colores tan espectaculares. Este fenómeno ocurre en una capa específica de la atmósfera llamada ionosfera, la cual se encuentra por encima de los 80 kilómetros de altitud.
En el hemisferio norte, solemos hablar sobre las auroras boreales. Sin embargo, también existen en el hemisferio sur, conocidas como auroras australes. Estas fenómenos tienden a ocurrir principalmente en latitudes altas, entre los 60° y 75° de latitud, en ambos hemisferios.
En el hemisferio norte, la zona auroral abarca áreas como Escandinavia, Islandia, Groenlandia, el norte de Canadá, Alaska y el norte de Siberia. Por otro lado, en el hemisferio sur, esta franja se extiende por el norte de la Antártida y el océano Antártico. Las auroras son más visibles en estas zonas de latitudes altas debido a la forma del campo magnético terrestre.
La actividad solar no es constante, sino que sigue un ciclo de 11 años. Durante el máximo de actividad solar, el viento solar es más intenso y puede penetrar con mayor fuerza en la atmósfera generando las auroras boreales en una extensión mayor.
Amplificación de las auroras durante tormentas geomagnéticas
Durante las tormentas geomagnéticas, que ocurren en períodos de alta actividad solar, el viento solar es aún más intenso, lo que amplía la extensión de las auroras. Por esta razón, en algunos días del año pasado y este año, hemos podido observar auroras boreales en la península Ibérica, un fenómeno que seguramente se repetirá en el año 2025 debido al ciclo de actividad solar en el que nos encontramos.
El color de las auroras boreales varía dependiendo de la altitud a la que se produce la interacción entre el viento solar y la ionosfera. Los colores morados o violáceos surgen a alturas donde predominan las partículas de nitrógeno, mientras que los colores verdes son más comunes entre los 100 y 200 kilómetros de altura, y los colores rojos aparecen por encima de los 200 kilómetros donde abundan las partículas de oxígeno.
Es difícil predecir con exactitud cuándo se producirá una aurora intensa, pero se puede hacer una aproximación. Aproximadamente 27 días después de la última aurora intensa, se produce una nueva aurora de gran intensidad. Esto se debe a la influencia de las manchas solares en la actividad auroral, relacionadas con tormentas geomagnéticas y vientos solares más intensos.
Emma Gaitán es física, doctora en medio ambiente y responsable del área de Meteorología y Cambio Climático en la Fundación para la Investigación del Clima.
Pregunta enviada vía email por Ruth Lazkoz.
Coordinación y redacción: Victoria Toro.
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