Queda mucho por explorar en el Real Madrid.

No hace mucho tiempo, Arda Güler veía el campo del Santiago Bernabéu desde el banquillo, lleno de deseos y frustraciones. La realidad de las lesiones, la escasez de oportunidades y un estilo de juego que no reconocía su talento, hicieron que sus primeras temporadas fueran complicadas. Todo cambió cuando apareció alguien que comprendía su potencial. Xabi Alonso, quien ya lo había observado durante su etapa en el Leverkusen, quiso traerlo consigo. Aunque no fue posible en ese momento, el destino les brindó una segunda oportunidad.

Cuando llegó a Madrid, el joven genio turco traía una maleta repleta de sueños y otra de incertidumbres, pero estaba convencido de que iba a brillar en el equipo blanco. Adaptarse a un club tan grande y a una nueva cultura no fue fácil para un chico de solo 18 años, además del desafío del idioma. Sin embargo, ha superado esta barrera y ha mostrado una faceta de su juego que nunca antes se había visto. En su primera rueda de prensa, declaró con confianza: “Ahora, no sé, solo quiero jugar”. Con el tiempo, ha mejorado su inglés y español, lo que ha llevado al club a presentarlo más a menudo, aunque con la advertencia: “Está nervioso, así que no le presionen mucho”. Esta broma refleja que el turco, más integrado que nunca, ha comenzado a adaptarse y encontrar su espacio en el vestuario. La llegada de otro chico tranquilo, Huijsen, le ayudó a entender que ser diferente no es malo; simplemente es su forma de ser. “Aún queda mucho por ver de Arda en el Real Madrid. Ahora estoy más contento”, comentó.

El fútbol de hoy en día demanda velocidad, contactos y resistencia. Pero Arda es un pianista en medio de un caos. Su estilo de juego es único y no se puede enseñar. Xabi, en vez de acallarlo, le dio más protagonismo. Le confió el centro del campo, no como una prueba, sino como un regalo. “Arda, haz que esto suene a ti”, le dijo. Y así comenzó a jugar, primero con suavidad, como alguien que espera su momento, y luego con decisión, para convertirse en un jugador titular, disfrutando por primera vez de su verdadera esencia en el Real Madrid.