Toyota ha sido pionera en lanzar al mercado un automóvil impulsado por hidrógeno: el sedán Mirai, que ahora está en su segunda generación. Basado en la tecnología de «Fuel Cell» o «Pila de Combustible» alimentada por hidrógeno, tiene la capacidad de generar su propia electricidad que luego mueve un motor eléctrico. No requiere baterías pesadas ni largos tiempos de recarga. El tanque se llena en apenas tres minutos con H2 en forma gaseosa en cualquier estación de hidrógeno.
Es cierto que estas estaciones apenas existen y que -tener hidrógeno disponible al igual que gasolina- aún necesita una ampliación significativa de la red de suministro. Sin embargo, esta red crecerá a medida que aumente la demanda. Y ya se está empezando a implementar en áreas industriales y en maquinaria pesada (fábricas, canteras, puertos y aeropuertos…) donde los vehículos de servicio pueden recargarse en la propia base, ya que no se alejan demasiado.
Tercera evolución
Siguiendo esta idea, Toyota UK se ha aventurado a desarrollar la versión de hidrógeno del popular pick-up Hilux. La marca tiene décadas de experiencia en esta tecnología y se dirige hacia su tercera generación (con un 20% más de autonomía), que se espera esté disponible en 2026. Esta «Pila» consta de 330 celdas que convierten la energía química en electricidad a partir del hidrógeno y del oxígeno atmosférico, produciendo 650 voltios de corriente.
La electricidad se almacena temporalmente en una pequeña batería de iones de litio de solo 4 Ah y se transfiere, en la cantidad necesaria, al motor eléctrico síncrono de imanes permanentes de 134 kW (182 CV) ubicado en el eje trasero.
600 km de autonomía
El hidrógeno ocupa la mayor parte del chasis, comprimido en tres grandes depósitos de fibra de carbono y plástico reforzado con fibra de vidrio, con capacidad para 2,6 Kg de gas cada uno. Lo sorprendente es que estos suministran energía para cubrir hasta 600 Km.