Un colmillo de mamut tallado revela un pensamiento simbólico complejo de hace 42.000 años

Un Descubrimiento Sorprendente en Polonia

En el verano de 1985, ocurrió algo increíble. Un grupo de investigadores de Polonia decidió explorar la cueva de Obłazowa, situada en la Sierra de los Cárpatos Occidentales, que es el único lugar donde se han encontrado restos del **Paleolítico Superior Temprano** en la cuenca de Podhale (Polonia). Al poco tiempo de empezar a excavar, comenzaron a aparecer numerosos objetos. Uno de los hallazgos más notables fue un posible bumerán de 72 centímetros de largo hecho de colmillo de mamut. Las primeras pruebas indicaron que tenía 24.000 años de antigüedad. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que podría ser aún más antiguo, con unos impresionantes 42.000 años.

Este nuevo análisis, compartido en la revista PLOS ONE, fue realizado por varios científicos, entre los que se encuentra Sahra Talamo, una experta en datación por radiocarbono de la Universidad de Bolonia. Talamo tenía dudas sobre la fecha inicial del bumerán y creía que algo no estaba correcto. «Quería determinar con exactitud la antigüedad de este objeto tan especial», comenta en una videollamada. Hasta ahora, el bumerán más antiguo conocido era de Australia y tenía 20.000 años. «Descubrir uno tan antiguo en Polonia es raro, por lo que era vital saber cuándo fue elaborado», añade.

La tarea no fue fácil. En lugar de analizar directamente el bumerán, se dedujo su edad a partir de los restos y objetos encontrados alrededor. Talamo explica su enfoque: «Cuando vi el objeto por primera vez, supe que no debía dañarlo para obtener otra muestra. Habría sido como destruir una obra maestra». Además, sabía que el bumerán estaba contaminado con pegamento de restauración, lo que podría haber afectado los resultados de la datación. Así que decidieron datar los huesos de animales hallados en la misma capa de sedimento y reanalizar una falange humana que también apareció allí, utilizando nuevos métodos menos invasivos.

El ADN mitocondrial obtenido de esa falange confirmó que el objeto pertenecía a un Homo sapiens. Esto refuerza la idea de que los humanos modernos en Europa Central contaban con un pensamiento simbólico y habilidades tecnológicas complejas hace más de 40.000 años. «No sabemos con certeza el uso del bumerán, pero algunos expertos piensan que podría haber sido ritual, ya que estaba rodeado de grandes piedras y objetos decorativos, lo que es inusual», señala Talamo.


El bumerán hecho de colmillo de mamut de la cueva de Obłazowa.

También existe la posibilidad de que el bumerán haya sido utilizado como arma. La parte central del objeto presenta un desgaste que indica su uso manual. Los investigadores creen que se trata de un objeto no solo funcional, sino también lleno de significado. «Técnicamente, deberíamos referirnos a él como un ‘arma arrojadiza’, pero desde 1987 ya lo consideraban un bumerán», comenta Talamo. Lo que resulta más fascinante para la científica es la habilidad con la que fue elaborado, ya que muestra un gran desarrollo para su época.

Un Método Evolutivo

Talamo concluye: «Quisiera hacer un comentario final». Y agrega: «Es importante señalar que la datación por radiocarbono no es un proceso fijo, evoluciona constantemente». Se refiere a que hoy en día existen métodos para minimizar el daño a objetos valiosos. La datación por radiocarbono actúa como un reloj que mide el tiempo en cualquier material orgánico. Todos los seres vivos acumulan carbono-14 (C-14), un isótopo radiactivo que se descompone al morir. Al medir cuánto C-14 queda, los científicos pueden calcular la antigüedad, a veces con décadas de precisión.

Sin embargo, para determinar la fecha es necesario obtener una muestra física, lo que puede dañar el objeto. «Hoy, en vez de usar gramos de material, a veces basta con miligramos. Si antes necesitabas un dedo entero, ahora solo necesitas una uña», explica la investigadora. Es crucial preservar objetos como el bumerán, ya que en el futuro podrían desarrollarse tecnologías más avanzadas que no impliquen alteraciones. «Esto permitirá responder mejor a preguntas fundamentales sobre nuestra evolución: ¿cuándo llegamos aquí? ¿Cuándo empezamos a hacer objetos como este?», concluye.

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