Y Adam Peaty volvió a brillar

Vida y superación de Adam Peaty: una historia con altibajos

En los periódicos británicos más crueles hay un tono condescendiente hacia Adam Peaty, el nadador con los brazos tatuados que llevan símbolos de dioses, equilibrio, un león, aros olímpicos, una espada con la inscripción «conquista tus demonios», un espartano en su hombro derecho y otros motivos indescifrables.

Con solo 29 años, la vida de Peaty ha estado llena de giros inesperados, lo que ha llevado a los críticos amargos a retratarlo como un buen chico que regresa de los abismos, refiriéndose a los demonios que ha enfrentado después de experimentar depresiones y problemas con el alcohol que estuvieron a punto de arruinar la carrera del doble campeón olímpico.

Empezando por el final, Peaty, después de haber visto a Rafa Nadal por la mañana, volvió a subir a un podio olímpico en la final de los 100 metros braza, pero esta vez no logró el oro que lo habría convertido en el mejor nadador de esta disciplina en la historia. En cambio, quedó en segundo lugar detrás del sorprendente italiano Nicolo Martinenghi. Sin duda, los tabloides británicos encontraron material para sus críticas en la victoria de Haiyang, un nadador chino implicado en un escándalo de dopaje.

En una competición lenta, Peaty ganó la medalla de plata, la sexta de su carrera, detrás de Martinenghi, quien sorprendió a todos con su desempeño. A pesar de quedar a solo dos centésimas de igualar a Michael Phelps, Peaty compartió la plata con el estadounidense Nic Fink mientras Haiyang se desplomaba en la clasificación después de liderar en la primera mitad de la carrera.

A nivel personal, la competición fue un gran éxito para el nadador de las Midlands. Con su hijo George en las gradas y su nueva pareja a su lado -la hija de un reconocido chef-, Peaty logró cerrar un capítulo dramático que inició después de los Juegos Olímpicos de Tokio y que parecía no tener fin.

En noviembre de 2023, Peaty se vio envuelto en una espiral autodestructiva. En sus propias palabras: «Tenía al diablo susurrándome al oído: estás perdiéndote la vida, no eres lo suficientemente bueno, necesitas una bebida, no puedes alcanzar tus metas, no eres feliz». Esta fue la señal para iniciar su camino de regreso a la estabilidad, como relató al Times.

Una de mis frases favoritas es que los barcos siempre están seguros en el puerto, pero los barcos no están hechos para eso.

Adam Peaty

Antes de estos episodios, Peaty había perdido la pasión por la competición. Incluso sus impresionantes logros, como su récord mundial imbatible y sus numerosas victorias, no eran suficientes para calmar su ansiedad. En 2022, todo se desmoronó.

«A los 29 años, he aprendido a aceptar la derrota», confiesa Peaty. Reconoce el apoyo de su equipo y de su país, y comprende que la derrota es parte del camino hacia la victoria.

Peaty enfrentó grandes desafíos después de su lesión en Tenerife en mayo de 2022. La fractura en su pie derecho lo dejó fuera de los Mundiales, y una recuperación apresurada lo llevó a los Juegos de la Commonwealth, donde sufrió su primera derrota en ocho años. Esta derrota se sumó a los problemas personales, incluida la separación de su pareja y los conflictos en su vida cotidiana. Ante estos desafíos, Peaty se refugió en el alcohol, pero la fe y el amor de su nueva pareja lo rescataron.

«Una de mis frases favoritas es que los barcos siempre están seguros en el puerto, pero los barcos no están hechos para eso», resume Peaty su trayectoria. Para él, la vida es un mar lleno de desafíos que hay que enfrentar para llegar al otro lado.

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